Madre mía... Cuatro meses casi sin publicar nada... Es posible que sea la ocasión en que más tiempo he tardado. Quizá esta crónica artístico-vital necesite reflejar estos momentos de impasse por medio del silencio. No lo sé, el caso es que puede que haya habido algo de pereza, hastío y tristeza, mucha tristeza por una pérdida muy dura que he tenido este verano... Espero que estés guardandome sitio allá donde estés, José Ignacio, suegro y amigo, tenemos pendientes unos vinillos con mojama y almendras...
Pero no me gusta ver el blog abandonado, sin esa vida que me da ganas de publicar más cosas e interactuar con aquellos que aún pasáis por aquí a ver las aventuras de mi ombligo. Así que adopto el compromiso de publicar, al menos, una vez por semana de aquí a final de año. Alguna más caerá, pues antes de que acabe el año debe salir La Afroyaya: el cómic. Sí, lo sé, dije que para diciembre septiembre, pero es que el engendro ha cogido vida propia, y él mismo decide cuándo y cómo pasan las cosas. De momento os invito a seguir la página de Facebook que he creado de la abuela más funky del universo, dónde iré detalladamente dando pistas y fechas de publicación.
La dirección aquí: https://www.facebook.com/laafroyaya/
Y nada más, lo dicho, nos leemos pronto. ^_*
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