Aprovechando la reedición de este maravilloso cómic por parte de Ediciones La Cúpula aprovecho para crear una nueva etiqueta (Mis lecturas) en la que iré mostrando unos artículos que escribí para el extinto ezine Palanca de Cambio.
Bajo el pseudónimo de María Treize escribí una sección denominada "El rincómic" en la que iba mostrando mis lecturas comiqueras. Traeré alguna que otra al blog. Ahora os dejo con mi lectura de Pinocchio de Winshluss:
Esta obra (más de 180 páginas) fue la gran sorpresa en el
Festival del Cómic de Angulème (Francia) en 2009, ganando el premio al mejor álbum.
Su autor, de nombre real Vincent Parannaud, formó parte del equipo que llevó al
cine animado la obra Persépolis, de Marjane Satrapi. El año pasado, de viaje
por París me encontré la edición francesa y estuve a punto de comprarla. Luego
llegó la española y me quedé algo indiferente. No me gustan, a priori, los
comics que apenas tienen texto. Quizá debido a que si el dibujante no es un
gran narrador no consigues meterte en la historia. Pero en marzo cayo en mis
manos regalado. Y no lo leí hasta mayo. Y entonces descubrí uno de los comics
que más he disfrutado en mi vida. Puedo decir, sin titubear, que es uno de los
mejores tebeos que han pasado por mis manos.
Winshluss reinterpreta el cuento clásico de Carlo Collodi:
lo adapta a la actualidad, le da un toque mágico, onírico, con humor negro, con
realismo mágico, con recursos clásicos del cuento tradicional. Es tan amplia su
polivalencia, tiene tantas aristas este poliedro, que lo mucho que os diga será
poco. No me gustan los comics mudos, pero este me ha gustado precisamente
porque lo es. Porque el autor utiliza maravillosamente los silencios para
centrarnos en la imagen, porque en realidad no es mudo, habla con los recursos
del cómic. La música tiene su lenguaje, el cine el suyo, la literatura también…
Últimamente me repelía esta tendencia moderna de hacer comics cinematográficos
o muy literarios. Este es muy tebeístico. Es un ejemplo perfecto para mostrar
las virtudes de la historieta. Es un ejemplo de las cualidades del medio para
ser lo que es, Arte.
Respecto al argumento, el hecho de conocerse el cuento
clásico no es un lastre, actúa más bien como elemento de complicidad para
entender los desvaríos y bifurcaciones respecto de su referente. Es hilarante
la historia del desahuciado Pepito Grillo, del moderno y avaricioso Gepetto, o
la de los personajes secundarios que salpimentan el hilo principal. Se devora
en pocas horas, es vertiginoso, dinámico y secuencialmente fluído...
El estilo gráfico tiene un par de referentes, a mi entender:
el underground francés (Vuillemin debe ser su dibujante de cabecera) y los
dibujantes clásicos. El color tramado, con tintes amarillentos de página
antigua recuerda a los Kin-Der Kinds de Feininger o Krazy Kat. También utiliza
Winshluss las páginas de su libro como plataforma de interpretación gráfica.
Cerrando escenas con ilustraciones a página completa en las que utiliza
diferentes técnicas, a cual de ellas más interesante.
Os recomiendo intensamente su lectura. No seáis tan
perezosos como yo, que ya os lo estáis perdiendo.
María Treize
Pinocchio de Winshluss lo publica Ediciones
La Cúpula. 200 páginas. Color. 32€.
(Ahora en rústica a 26'90€)