martes, 24 de marzo de 2009

Tensando el arco


Cojo prestado parte de un artículo del compañero y amigo D Marco (acerca de su visita a ARCO) para La Palanca en el que hace interesantes reflexiones sobre un tema muy frecuente en este blog: el Aarte. Sí, así con doble a, cada cual que lo ponga en mayúscula o minúscula a su elección. Espero os guste y os dé motivos para dejarme unas palabricas:


"Paseando por la feria, de pronto pillamos en plena acción a un pintor trabajando en un cuadro de gran formato, una auténtica action painting, vaya, ni las de Pollock. En ese momento me hizo gracia el comentario de una mujer que había por allí: “Eso está muy bien” -dijo- “eso es lo que tendrían que hacer todos”.
Acaso el público piensa que en las obras actuales hay trampa y cartón, que hay mucho de estafa o que también en pintura existe un mercado de negros. No sé si sería imposición de su galería o decisión del propio artista como reclamo, pero a mí me pareció que era como rebajarse al nivel de un mono de feria.
También podías encontrar pequeñas joyitas: varios Warhol, un Bacon, una escultura de Antonio López e incluso algún dibujito de Picasso o Matisse, unas obras que, perdidas en aquel maremagnum parecían decir: “¿Qué pinto yo aquí?”.
Se ha anunciado muchas veces en las últimas décadas la muerte de la pintura, pero lo cierto es que ahí sigue; aunque reivindicaciones del pasado siglo como reafirmar su carácter conceptual a través de su propio lenguaje hayan perdido todo fuelle por el camino. Lo que parece imponerse son los discursos individualistas, los estilos personales. En este sentido, los artistas que más me interesaron fueron todos virtuosos técnicos (un defecto de fábrica que nunca he logrado solventar, el simulacro de la realidad recreado de forma artesanal siempre me ha “puesto”), como los retratos hiperrealistas de Juan Francisco Casas realizados con boli Bic; o los primerísimos planos monocromáticos de Hyungkoo Kang hechos con óleo de toda la vida.
(...)Después de ver todas estas piezas se te queda un buen sabor de boca y piensas que tampoco hay tanto timo como se suele decir en los medios, que todavía hay propuestas novedosas, obras interesantes y artistas con mucha credibilidad…
Pero de pronto te giras y te de das de bruces con auténtica mierda… no, no crean que es crítica o demagogia, había auténtica mierda: una videoproyección (cuya fotografía evitaré reproducir aquí por respeto a vuestras mercedes) en la que tres truños, supongo que del propio artista, flotaban dando vueltas en una letrina. Se podrían decir muchas cosas, se puede justificar como una crítica explícita al arte institucional, a la trascendencia con que se admiran las obras por el solo hecho de ubicarse en un museo, una denuncia de la decadencia del arte de galería… el viejo discurso ya manido de Piero Manzoni. Pero lo que parece es ganas de llamar la atención, y al final el artista nos está vendiendo su mierda. Además, debería depurar un poco más su técnica: le falta algo de fibra en la dieta.
Pensándolo bien, ahora comprendo por qué detrás de un stand había un tubo rojo pegado a la pared, con varios rollos de papel higiénico. Podría haber pasado por una obra más… pero su cometido era puramente funcional: había mucha mierda."